La adaptación de Polanski sigue al pie de la letra la novela de Ira Levine. Mia Farrow, en el papel de Rosemary Woodhouse, es la mujer escogida para ser la madre del hijo del Diablo. La película se filmó en el edificio Dakota, construcción conocida por su dilatado historial negro: rituales satánicos, brujería, fenómenos poltergeist y asesinatos tan mediáticos como el de John Lennon.
Nada más empezar el rodaje, el coproductor William Castle sufrió un fallo renal que le hizo abandonar la película.
El primero en morir fue el compositor de la BSO, Krysztof Komeda, a causa de un coágulo cerebral.
Objeto de un padecimiento muy similar, murió uno de los personajes secundarios de la película; ¿coincidencia?
Aunque, lo realmente trágico fue lo sucedido a la pareja del cineasta Roman Polanski: la actriz Sharon Tate. La interpreté tenía tan sólo 26 años y estaba embarazada de 8 meses y medio, cuando estaba en su residencia con cuatro amigos y fueron asesinados por la secta del criminal Charles Manson.
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