Cuando el reloj marcaba las 17.17 hrs. de la tarde del miércoles 13 de mayo del año 1981, mientras el Papa Juan Pablo II acaba de devolver una niña a sus padres, después de haberla abrazado y bendecido ante unos 30 mil fieles que se habían congregado en la Plaza de San Pedro para celebrar la fiesta de la Virgen de Fátima, cuatro balas de una pistola 9mm Bowning HP alcanzaron el cuerpo del Sumo Pontífice. Dos de ellas se incrustaron en su estómago, mientras otra le alcanzó en el brazo derecho y la última en la mano izquierda.
El autor de los disparos había sido Mehmet Ali Agca, un joven turco de 23 años que se encontraba entre la multitud y que al parecer había sido entrenado y comisionado por los servicios de espionaje de la Unión Soviética -junto a los servicios secretos de la Alemania del Este y de Bulgaria-, para asesinar al Papa, en venganza por los muchos gestos públicos que el Santo Padre había tenido en contra del comunismo en Europa.
Todos pensaban, partiendo por el mismo autor de los disparos, que los minutos con vida del Papa Karol Wojtyla estaban contados. Había recibido cuatro disparos, dos de ellos de carácter grave en el estómago, sin mencionar que cuando fue traslado en ambulancia, sin escolta, por las congestionadas carreteras de Roma hasta el policlínico Gemelli, el chofer se equivocó de camino y evitó por poco un accidente que habría retrasado aún más la llegada al hospital.
A su entrada, para rematar la supuesta cadena de fatalidades, el quirófano destinado a las emergencias estaba cerrado, no se podía encontrarla llave, y tuvo que ser abierto a golpes.
Después de una operación que duró más de seis horas, el Papa Juan Pablo II finalmente lograría salir del pabellón con vida. El jefe del equipo médico del Gemelli, Francesco Crucitti, confesaría su estupefacción ante la “extraña trayectoria” de una de las balas que había recorrido en “zig zag” el abdomen del Sumo Pontífice, saliendo de la pelvis, pero sin tocar ningún órgano importante.
“La bala entró a la altura del ombligo, por el lado izquierdo, perforó el colón y el intestino delgado en cinco lugares, pero cambió su trayectoria frente a la aorta central. Si la hubiera tocado, el Papa habría muerto instantáneamente. Además, la bala atravesó la columna, evitando los principales centros nerviosos por muy poco, si los hubieran dañado, se habría quedado paralizado”, constató el doctor Crucitti.
Juan Pablo II había sobrevivido milagrosamente a un atentado mortal cuando sus enemigos esperaban que muriera o que, en su defecto, quedara físicamente incapacitado para seguir ejerciendo su pontificado.
El 27 de diciembre de 1983, de hecho, cuando Juan Pablo II visitó a Alí Agca en la prisión de Rebibbia para manifestarle públicamente su perdón, el turco preguntó al Papa polaco: “¿Cómo lo hiciste?. ¿Cómo te las arreglaste para salvarte?”.
Al respecto, el pontífice polaco siempre estuvo convencido de que había sido salvado por una intervención divina y directa de Nuestra Señora de Fátima, cuya aparición se celebra justo el 13 de mayo y que su salvación fue el cumplimiento del Tercer Secreto de Fátima.
“Una mano disparó, otra mano desvió la bala”, aseguraba desde entonces Wojtyla cada vez que alguien le preguntaba cómo se había salvado de una muerte segura.
Curiosamente, mientras Ali Agca disparaba al Papa, había dos monjas a su lado. La primera era la hermana Letizia Giudici, quien bloqueó al terrorista turco entregándolo a la policía e impidiendo que fuera linchado por la multitud.
La otra monja, según se constató en varias investigaciones, fue quien en el último momento bajó la mano del terrorista turco y desvió la trayectoria de una de las cuatro balas, que a tres metros de distancia habría sido mortal, pero esta supuesta segunda religiosa hasta el día de hoy jamás ha sido encontrada. Para los más creyentes, esta ignota monja habría sido en realidad una aparición divina, una presencia angélica enviada por la Virgen de Fátima para salvar la vida de Karol Wojtyla, el primer Papa polaco de la historia que visitó 129 países a lo largo de sus casi 27 años de pontificado. - Fuente
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