Historia de Bruno Amadio
Poco se sabe a ciencia cierta del enigmático pintor y veterano de la Segunda Guerra Mundial. Pero su historia y la de sus míticos cuadros, cada cierto tiempo se vuelve viral. Se dice que en su juventud adhirió al fascismo. Además entabló una relación con los artistas plásticos futuristas, liderados por Filippo Tommaso Marinetti.
De joven se enroló en el Ejército italiano para la Segunda Guerra Mundial. Durante esta experiencia vio el sufrimiento de los niños de diversas aldeas y ciudades a causa del conflicto. Esto sería la inspiración para crear la serie de pinturas llamadas «Los Niños Llorones».
Bragolin pronto se ganó el apodo de pintor maldito. Se decía que, frustrado por su nula fama como artista, el pintor habría hecho un pacto con el demonio para que sus pinturas alcanzaran celebridad, cosa que indudablemente ocurrió.
Los niños llorones ¿Cuadros embrujados?
Rose Farrington, una habitante de Preston, declaró a un medio local que desde que compró uno de los cuadros a finales de los años 50, sus tres hijos y su esposo habían fallecido. Para ella, no había duda de que el cuadro estaba maldito.
Relatos como el de Farrington se pueden escuchar aún en nuestros días. La maldición del cuadro fue un rumor que se esparció como la pólvora durante los años 80.
La primera experiencia que se documentó sobre este caso proviene del 4 de septiembre de 1985.
El diario The Sun, publicó una historia sobre una pareja británica que culpaba a uno de los cuadros de los niños llorones por el incendio que destruyó su hogar en Yorkshire.
Todo se había reducido a cenizas y escombros, menos el cuadro, el cual estaba totalmente intacto.
La nota también incluía las declaraciones de un bombero en Rotherham que aseguraba haber participado en varios incendios en la zona donde lo único que se salvaba era el cuadro.
Obviamente, el amarillismo hizo lo suyo y el diario empleó la palabra «Maldición» como encabezado para referirse a esta serie de casualidades.
Además, mencionó las más de 50.000 copias de las pinturas vendidas por todo Reino Unido. Obviamente, esto generó un caos total.
Comenzaron a aparecer testimonios de más incendios, muertes extrañas y demás situaciones lamentables donde todo indicaba que el culpable habían sido los cuadros de los niños llorones.
Origen del mal
Durante la década de los 80, comenzaron a suceder las tragedias ligadas a estas pinturas. Las primeras fueron informadas en el Reino Unido y publicadas en el diario The Sun.
El 4 de septiembre de 1985, The Sun informaba que un bombero de Yorkshire afirmaba en las casas donde estaba alguno de estas pinturas de los Niños Llorones, las copias eran encontradas intactas, mientras que todo alrededor estaba incendiado. Él mismo bombero afirmó que ninguno tenía permitido poseer una copia del cuadro en su casa.
Durante los meses siguientes, varios periódicos publicaron artículos sobre incendios de casas cuyos propietarios habían tenido el cuadro.
Hacia finales de noviembre, la creencia en la maldición de la pintura estaba tan extendida, que el mismo «The Sun» organizó quemas masivas de los cuadros enviados por sus lectores.
La leyenda y la maldición
Existe un dato curioso sobre Amadio y las obras y es que no usó su nombre para firmarlos. Lo hizo bajo el pseudónimo Giovanni Bragolin.
De acuerdo a ciertos investigadores, esto lo hizo ya que, al ser un artista de poco éxito, hizo un pacto con el diablo para que sus cuadros tuvieran se vendieran. Así la persona que los viera directamente, podría ver el verdadero pánico.
Esta leyenda se esparció por Europa y Latinoamérica con el propio éxito de los cuadros. El final de la leyenda es aún más caótico; Amadio se había inspirado de un niño que conoció en la Guerra, por lo que decidió llevar la copia donde él aparecía al orfanato y regalárselo.
Sin embargo, al poco tiempo de que el cuadro llegara al recinto, todos los niños, incluido al del cuadro, fallecieron cuando el edificio se incendió.
Otra leyenda habla de que Amadio no solo conoció al niño llorón original en Madrid, sino que su historia de la pérdida de sus padres durante la guerra lo cautivó tanto que decidió adoptarlo.
El chico no hablaba con nadie y en su expresión siempre había dolor. De hecho, el padre de una de las iglesias, después de ver el cuadro por primera vez, le contó a Amadio la trágica historia del niño y como este había huido del orfanato al entrarse de la muerte de sus padres.
Sin embargo, a donde iba el niño, ocurría un trágico incendio sin explicación aparente. De hecho, el niño fue apodado como «El Diablo» y nadie quería adoptarlo, hasta que apareció el artista.
Muchas otras historias se sumaron a la leyenda; personas que fallecieron intentando destruir el cuadro o que el incendio del estudio de Amadio fue culpa del niño que había adoptado. Sea real o no, las coincidencias con los incendios y los cuadros originales fue real.
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